miércoles, 10 de diciembre de 2014

Tonucci como pedagogo, didácta y científico.

Tonucci como Pedagogo

Francesco Tonucci se graduó en Pedagogía en 1963, en la Universidad Católica
de Milán. Cuando tenía 28 años recibió su primer reconocimiento en este campo y
empezó a criticar la realidad de la escuela. Dirige sus opiniones al modelo de
enseñanza actual, con el que la escuela enseña a los niños en sus primeros años,
“es un modelo que parte de que el niño no sabe nada y que ve el proceso de
desarrollo infantil de manera progresiva, es decir, que va de menos a más”. Para
esta concepción del modelo “lo importante está por venir”, “hoy se cree que el
aprendizaje formal se da a partir de los ocho años”. “Actualmente la escuela
concibe el aprendizaje de un modo progresivo, gradual, que deja al niño con muy
poco margen para expresarse y crear. El niño no vale por lo que es sino por lo que
será. La educación es entendida como una inversión sobre el futuro”, y según
Tonucci no debe ser así.
Tonucci piensa que hay que resaltar el papel del maestro y considerarlo una pieza
esencial en la educación de los niños, ya que algunos niños pasan más tiempo
con los maestros que con sus propios padres a lo largo del día, deberíamos
potenciar más la relación entre la familia y la escuela, la escuela tiene que ayudar
a la familia en aspectos en los que la familia no sepa cómo actuar. También
considera necesario un cambio de modelo: del educativo actual a otro que tenga
en cuenta las competencias del niño, hay que escucharlo y conseguir que
compartan sus conocimientos con los demás compañeros, hay que prepararlo
para la vida en sociedad.
El pedagogo dice que “la escuela tiene que estar ajustada a sus necesidades, en
la cual se haga más en menos tiempo. No puede ser que tras seis horas de clase
los niños lleguen a casa con deberes. Los niños tienen que hacer cosas en casa,
pero cosas que sepan hacer ellos solos. Si todos los niños hacen las mismas
actividades y ven la misma tele luego en la escuela no tienen nada que contar a
sus compañeros”.
Por último, el especialista mantiene que “la escuela debe ser un lugar bello, donde
se pueda respirar cultura, haya música, arte, sea agradable y cómoda. Debe
preocuparse por ofrecer a todo el mundo aquellas bases, aquellas motivaciones,
aquellos modelos culturales imprescindibles para construirse en patrimonio de
conocimiento, habilidades y competencias”.


Tonucci como Didacta:

Como pedagogo de gran relevancia Tonucci crítica la escuela actual y propone
varias modificaciones tanto en la escuela como en su forma de trabajar. Sus ideas
principales son;

Dejar tiempo a los niños por las tardes para que hagan cosas diferentes y luego
tengan temas en la gestión y en la toma de conversación para hablar en clase. Esto requiere no mandar demasiados deberes, ya que pasan suficiente tiempo en el aula.

Darle más poder y libertad a los niños; que éstos sean el centro de formación
contando sus experiencias. Tonucci defiende esta idea en una entrevista
publicada: “si los niños participan activamente de decisiones escolares, como la
estipulación de las reglas que se aplicarán en los recreos, el niño no se sentirá
esclavo, sino un ciudadano libre y soberano, uno de los objetivos que debe
perseguir una escuela democrática”.
Tonucci apoya el uso de la lectura en voz alta de los libros en clase.

Sostiene que los niños no son recipientes vacíos que hay que llenar de
conocimientos; éstos tienen sus propias vivencias y formas de pensar. Hay que
escucharlos y crear entre todos el conocimiento. También son capaces de
mantener su concentración durante un buen rato en un juego, pero esto no
interesa a la escuela; porque no ayuda a elaborar lógicamente los datos. Tonucci
explica que en la escuela se debe tener más en cuenta el divertimento.

Afirma que si nos centramos en lo que se sabe hacer, mas que en lo que no
somos capaces de llevar a cabo, tendremos niños mas motivados y menos
frustrados que ayudarán a un futuro a crear personas más seguras de si mismas.

El profesorado de este tipo de escuela debe ser capaz de promover todas estas
ideas, apoyar el trabajo en grupo e incluir a la familia, la cultura… en la escuela.

Hay muchas más nociones sobre cómo debería de ser la escuela según este
autor, pero lo que está claro que la escuela debería crear personas que fueran
capaces de respetarse, ser individuales, libres, tener sus propias opiniones,
personas menos frustradas y más decididas a formar sus capacidades. La escuela
debería de ser más abierta a las opiniones de los niños, crear el conocimiento
entre docentes y discentes… Estas ideas colaboran para crear una ciudadanía
más completa, competente y mucho más colaboradora en muchos aspectos. Esta
idea serviría para mejorar el hoy y crear un futuro mejor.


Tonucci como Científico:


El libro sobre "La ciudad de los niños" es un experimento que realizó Tonucci en
las ciudades de Rosario, en Argentina. Este libro pretende criticar a la forma en el
que las ciudades están estructuradas; por lo tanto aconseja que la ciudades sean
estructuradas y creadas pensando en los niños, en cierta medida "protegidos" por

el resto de la población. 

Tonucci se basa en que la escuela debe de tener en  cuenta las experiencias vividas de los alumnos en su vida cotidiana y utilizarlo en clase. Otra base es la utilización de estas experiencias para elaborar investigaciones y “dar a luz” una respuesta que será aprendida mediante la práctica. 

Estudia la sociedad y la critica con unos bocetos que lo caracterizan;
busca soluciones y las propone; algunas la lleva a cabo y otras intenta hacer
razonar sobre ellas.

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